Damasquinado, artesanía a lo largo de la historia

En muchas calles del casco histórico llama la atención ver a los artesanos en escaparates realizando damasquinados. Se trata de trabajo ancestral y que es conocido en todo el mundo desde hace cientos de años. Si te paras y contemplas durante unos minutos te harás una pequeña idea de la dificultad que entraña este trabajo. La técnica del damasquinado consiste en ir incrustando metales finos (casi siempre oro y plata) sobre hierro o acero, después de realizar una serie de surcos con una cuchilla para que se puedan fijar bien. Su belleza da como resultado un arte que se ha convertido, junto a la de las armas blancas, en una seña identificativa de la ciudad de Toledo durante toda su historia. Durante el Renacimiento y el Barraco el damasquinado evolucionó como un accesorio de joyería y orfebrería, realizándose en este periodo gran número de arcones, cofres, cajas y joyeros. La calidad del damasquinado a mano es muy superior a la elaborada de forma industrial, pues en esta última el proceso es similar a un estampado del dibujo sobre el acero, mientras que en la manual se realiza incrustando los materiales preciosos en el hierro o acero a golpe de martillo siguiendo el boceto previamente dibujado en la pieza. Los  damasquinos son una de las piezas de artesanía que más se exportan tanto a otras regiones de España como a otros países.