La cultura del vino en Toleytola (Toledo)

En la ciudad de las tres culturas, el vino ha sido a lo largo de toda la historia un elemento importante y predominante, sobre todo para los cristianos y los judíos, aunque no tanto para los musulmanes.

En la época de la presencia musulmana en Toledo (Toleytola) hace más de mil años los historiadores hablan de ambigüedad respecto al vino y la alimentación.

Ya que los gobernantes de la ciudad ya eran hispano-árabes, sus costumbres se habían adaptado bastante a las cristianas en lo que al consumo del vino de refiere, aunque en El Corán se prohiba expresamente.

Según atestiguan los escritos, en Toledo se sirvió en gran cantidad nabid fermentado en una celebración del I’dar (fiesta) en honor del joven Yahya, hijo del rey Al-Ma’mun.

Sin embargo, hay algunas corrientes religiosas que consideran el mosto como una clase de vino, o sea que en pleno siglo XXI no podemos conocer con claridad si la cultura de Al-Andalus asentada en la capital toledana disfrutó también de aquel líquido embriagado, placentero, que suelta la lengua y apacigua los sentidos.

Anecdóticamente, en el año 930 se amplió la ciudad creando la muralla y la puerta de Bab Saqra, más tarde denominada en la era cristiana como puerta de Alfonso VI. Bab Saqra significa en árabe "paso a las huertas" y en toda aquella zona norte había viñas y campos plagados de cereales y olivares. Se trataba de una zona fértil en la que se cosecharon muchas vides.

En la actual Iglesia de Santiago del Arrabal se levantaba la Mezquita del Rabad, rodeada de mercadillos donde se comerciaba con los mejores caldos envasados. Todas las calles aledañas estaban salpicadas de acogedoras tabernas, al más puro estilo romano, donde se servía en cantidades importantes vino para los fatigados caminantes.